por Licda. Ivonne Mercader
A propósito del día Internacional del trabajador, deberíamos preguntarnos lo siguiente: ¿Qué nos motiva a realizar esta labor que hacemos diariamente?, (¿La responsabilidad, el amor en la mayoría de los casos, ya que no es tan frecuente trabajar por amor al arte o solo por que es remunerado?).
Día a día solemos hacer una rutina para dirigirnos hacia nuestros “empleos”, esos que nos dan beneficios de una manera u otra, pues cada vez que llega el pago ya está comprometido, sea desde las facturas o hasta ese siempre o simple regalo que nos hacemos o debemos a alguien.
Por un momento detente a pensar qué tan importante es ese trabajo para tu crecimiento emocional, profesional y económico… hoy nuestra vida depende definitivamente del factor económico para vivir; pero, ¿y lo demás? Tanto en lo emocional como en lo profesional el trabajo debe darnos una satisfacción, ya que así lo haremos con disposición y apego para que sea de nuestro agrado.
Es bien sabido que toda labor es importante, desde el platanero que humildemente madruga para llevar los víveres a nuestra puerta, o aquel empresario que un día se toma un segundo de su tiempo para recibirnos en su oficina.
En la actualidad, el trabajo es visto como aquella prenda preciada que conservamos en el closet pero que tendemos a cambiar cuando aparece una mejor; lamentablemente nuestro país está colocado en el nivel más alto de desempleo en los últimos años en América Latina, según datos contenidos en el más reciente Anuario Estadístico de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en el que se recopilan indicadores económicos, sociales y ambientales de la región.
En la parte económica, esto da miedo e intimida a aquellos que salen con esperanzas de encontrar un sueldito para comer o un sueldazo para gastar. En caso de obtener uno que nos guste lo hacemos con el mayor placer y desinteresadamente, más cuando somos elogiados y recompensados.
En fin, ¡ay! que la calle está dura…recita una canción de nuestro querido Juan Luís Guerra…po’ súbase a la acera respondería Papá, pero esa es nuestra realidad, el que tiene su trabajo que lo conserve y el que lo anda buscando que salga a la calle porque así es que se consigue, púes no es solo sentarse en una silla y decir: “es que no encuentro trabajo,” viendo los días pasar frente a su puerta. La próxima vez que salga a buscar los chelitos del moro, procure buscar un “empleo” por que si es un trabajo… va a pasar trabajo.
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