El sostén económico familiar ya no tiene género, tanto el hombre como la mujer han demostrado autosuficiencia para llevar la manutención del hogar. Lo que ha llevado a que el hombre pierda protagonismo a nivel socio-cultural, ya que este por tradición se ha visto como proveedor de las necesidades materiales del hogar trayendo en varios casos como consecuencia conflictos de pareja por medio de las necesidades económicas que se pueden presentar en la familia llegando hasta el nivel de la disolución del vínculo.
A nivel cultural el hombre en muchas ocasiones no ha podido digerir este desempeño que ha tomado la mujer de hoy en los últimos años, pero todo ha ido evolucionando, hasta el punto donde la mujer ha desplazado al hombre en los cargos directivos y operativos en importantes empresas financieras, esto no debiera presentar ningún problema en el aspecto económico, pero lamentablemente en muchos casos no es así, tanto el hombre como la mujer dentro de la relación necesitan sentirse personas productivas.
Esto lo podemos ver con mayor frecuencia en los matrimonios jóvenes donde la mujer tiende a desempeñar más estabilidad laboral, lo que hace que tenga que asumir funciones que antes no tenía, generando un mayor ingreso económico, sin mencionar las microempresas que muchas de ellas desempeñan.
Cuando el amor es basado simplemente en el dinero, todo queda dicho en este simple refrán “Dime cuento tienes y te diré cuanto vales”; el dinero puede comprar el placer pero no el amor, es por esta razón que muchas personas se unen a otras simplemente por lo que este le pueda generar en el plano económico, quedando esta unión apoyada en una plataforma superficial, rompiéndose fácilmente, inmediatamente el proveedor deje de generar dicho ingreso la relación deja de existir.
Cabe mencionar que muchas personas fingen amar para obtener un poco de lo que brinda el codiciado dinero “poder”. Aquí se podría evaluar los valores familiares, si carece de estos, simplemente estarán enfocados en lo que el dinero le pueda brindar tales como: seguridad, posición social, belleza, reconocimiento público, estabilidad social y fortaleza.
El dinero ha tomado más valor del que posee ya que a nivel social es sinónimo de poder. Si un miembro de la pareja gana más que el otro y lo utiliza como un medio para lograr tomar el control de la relación, herir, humillar a su pareja, la relación se desgasta y deja de ser significativa. Mientras que en una pareja sana el dinero no es un elemento de lucha de poder, todo lo contrario, un instrumento para crecer juntos según las necesidades que se vayan presentando. No debería de existir diferencia en lo económico cuando de familia se refiere, si la pareja lo toma de una manera positiva, la condición de igualdad entre el hombre y la mujer debiera permitir que ambos puedan ser productivos de acuerdo a sus capacidades.
Muchas personas idolatran el dinero hasta el punto de convertirse en lo único y en lo más importante de su vida. Tanto es así que no le dan la debida importancia a la familia sumergiéndose en tiempo completo en hacer dinero, destruyendo así a todos los miembros que la conforman.
Numerosas personas consideran que el simple hecho de cubrir las necesidades económicas es una muestra de afecto, no vamos a negar que el dinero sea un factor importante y necesario pero hay que saber cual es la prioridad en el hogar para llevar el equilibrio familiar. Teniendo en cuenta que la relación de pareja debe tener como base fundamental el respeto, cariño, comprensión, responsabilidad y compromiso.
Solo la madurez de la pareja hará que dicha diferencia económica entre ellos sea funcional y llevadera. El hombre puede sentirse, en muchos casos (siendo este el mas afectado) si es sustituido por la mujer en el plano económico: baja autoestima, depresión, ansiedad y frustración. La actitud de la mujer, en caso de que sea la que lleve el estado financiero del hogar, es de suma importancia para el desenvolvimiento familiar y deberá manejarlo con la debida precaución, dando participación a su conyugue, ya que estas pueden parecer arrogantes (como una forma de desquite a nivel social y cultural).
Si considera que va evolucionando más rápido que su pareja o se siente superior a ella es allí donde se necesita comunicación y comprensión.
Lic. Virginia Pérez Ruiz
Psicóloga Clínica
Terapeuta Sexual y de Pareja
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