Una gran incertidumbre se está apoderando del sector ganadero de la frontera-dominico haitiana, muy específicamente en la provincia Dajabón.
Este importante sector ha ido en decadencia debido al constante robo de ganado de que han sido víctima y todo ante la mirada indiferente de las autoridades civiles y militares. Quienes se dedican a esta actividad no pueden conciliar el sueño, ya que durante el día deben vigilar su ganado mientras está pastando y cuando llega la noche se ven obligados a redoblar la vigilancia.
En la frontera no existe un plan serio y continuo de vigilancia. Quienes están llamados a poner el orden parecen no preocuparse por sentarse a discutir, diseñar e implementar estrategias y medidas que erradiquen este mal que está sepultando a este importante sector productivo.
Es común escuchar en las noticias las denuncias de que ganaderos han sido víctimas de robo. Producto de estos robos la familia Carrasco perdió casi un 100 % de sus vacas; y en la noche del 16 de octubre de 2009 el señor Nelson Taveras terminó de perder todo el ganado que le quedaba.
En los últimos días se ha escuchado el anuncio de que van a enviar más militares a la frontera, creyendo que sería esta la solución a la inseguridad fronteriza. Al parecer quienes están tomando las decisiones sobre la frontera están muy divorciados de la realidad, aquí no hacen falta más militares, lo que se necesita es que se mejore la calidad de vida de quienes están llamados a proteger este pedazo de tierra y que se implemente un sistema serio de monitoreo para identificar a quienes se confabulan con los amigos de lo ajeno y extirparlos de las filas de los cuerpos castrenses.
Hace falta dar ejemplo de que se quiere resolver de una vez y por todas el problema del robo de ganados en la frontera, para ello hace falta un esfuerzo conjunto entre los ganaderos, las autoridades civiles y los cuerpos castrenses.
Esta es una frontera muy corta y tenemos suficientes militares, lo que hace falta es que se aplique la ley no importando si quienes componen estas bandas sean civiles o militares. Por la falta de aplicación de la Ley es que a diario escuchamos a ciudadanos anhelando la mano fuerte de Trujillo. Aquí urge que se predique con el ejemplo.
Los habitantes en la frontera dominico-haitiana que fungimos como guardianes de la patria estamos abandonados a nuestra suerte, a la espera de que el gobierno central para que se erradique de una vez y por todas este mal.
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